El fútbol es el deporte más hermoso del mundo, pero en el Perú esa belleza ocurre de milagro. En el fútbol se busca y se consigue, pero es más lo que se intenta que lo que se gana. En el Perú la llevamos por derecha, por izquierda, por el centro, fabricando de la nada, desafiando a la realidad con insolencia. En el fútbol, como en la política, el engaño se hace mérito y la velocidad no siempre es una virtud. “En ese rectángulo de 110 por 60 está la vida, con sus aciertos y sus errores”, con toda su belleza y toda su crueldad. Mr. Peet recorre el verde y la distribuye, la pasa en callejón y se desmarca, la pisa y gira antes de soltar la verdad, su verdad: “En este partido vamos abajo, pero todavía quedan 45 para ganarlo”.
El fútbol es el deporte más hermoso del mundo, pero en el Perú esa belleza ocurre de milagro. En el fútbol se busca y se consigue, pero es más lo que se intenta que lo que se gana. En el Perú la llevamos por derecha, por izquierda, por el centro, fabricando de la nada, desafiando a la realidad con insolencia. En el fútbol, como en la política, el engaño se hace mérito y la velocidad no siempre es una virtud. “En ese rectángulo de 110 por 60 está la vida, con sus aciertos y sus errores”, con toda su belleza y toda su crueldad. Mr. Peet recorre el verde y la distribuye, la pasa en callejón y se desmarca, la pisa y gira antes de soltar la verdad, su verdad: “En este partido vamos abajo, pero todavía quedan 45 para ganarlo”.