“Por Dios y por la plata” es la frase icónica del error político peruano. Pronunciada por un parlamentario al juramentar por su cargo, permanece ya en la memoria colectiva como símbolo cumbre de la metedura de pata de nuestros padres y madres de la patria. Esta y otras expresiones desafortunadas por las que diversos políticos peruanos hicieron y continúan haciendo historia se reúnen bajo la lupa rigurosa de la abogada y periodista Alejandra Aramayo en Por Dios y por la plata. Antimanual de comunicación política.
Más allá de la anécdota, estos tropiezos verbales, que en su momento generaron titulares y encendieron polémicas, son analizados en esta obra con agudeza y rigurosidad. La autora utiliza herramientas del análisis del discurso para desmenuzar estos momentos embarazosos, explicando el contexto, el por qué merecieron el señalamiento de los ciudadanos y cómo se pudieron haber evitado. Con un estilo directo, la autora no solo expone los deslices, sino que también ofrece lecciones sobre cómo mejorar la comunicación política, tanto para agentes de la política, como para todo aquel que trabaje con su imagen en la arena pública.
“Por Dios y por la plata” es la frase icónica del error político peruano. Pronunciada por un parlamentario al juramentar por su cargo, permanece ya en la memoria colectiva como símbolo cumbre de la metedura de pata de nuestros padres y madres de la patria. Esta y otras expresiones desafortunadas por las que diversos políticos peruanos hicieron y continúan haciendo historia se reúnen bajo la lupa rigurosa de la abogada y periodista Alejandra Aramayo en Por Dios y por la plata. Antimanual de comunicación política.
Más allá de la anécdota, estos tropiezos verbales, que en su momento generaron titulares y encendieron polémicas, son analizados en esta obra con agudeza y rigurosidad. La autora utiliza herramientas del análisis del discurso para desmenuzar estos momentos embarazosos, explicando el contexto, el por qué merecieron el señalamiento de los ciudadanos y cómo se pudieron haber evitado. Con un estilo directo, la autora no solo expone los deslices, sino que también ofrece lecciones sobre cómo mejorar la comunicación política, tanto para agentes de la política, como para todo aquel que trabaje con su imagen en la arena pública.